Pues resulta que Tucson acaba de mandarle un buen “gracias pero no” a Amazon… ¿por qué? Porque no quisieron seguir con las negociaciones de un trato de $3.6 mil millones. Así, sin titubear. 7-0 en la votación del concejo municipal. Nadie dudó. Todos firmes. Una palmadita en la espalda y pa’ fuera.
BREAKING: Tucson City Council votes 7-0, unanimously to kill Project Blue in the City of Tucson. Listen to the crowd. pic.twitter.com/OqnrMVacCM
— Eric Fink (@EricFinkTV) August 6, 2025
El proyecto, conocido como Project Blue (porque claro, tenía que sonar como operación secreta del FBI), iba a traer dos centros de datos gigantes a las afueras de la ciudad. Imagina: edificios enteros llenos de servidores zumbando en medio del desierto, justo por la Interestatal 10 y Houghton Road.
Suena futurista, ¿no? Hasta que recuerdas que esto es Tucson. En pleno Desierto de Sonora. Donde el agua es más escasa que la paciencia en el DMV. Y pues no es muy buena idea poner una monstruosidad tecnológica que consume luz y agua como si viviera en un mundo donde todo es ilimitado.
Y ahí fue donde todo se fue al carajo.
El concejo no solo dijo “no”. Lo canceló TODO. Fin de las negociaciones. Cero y van cero. Nada de “quizás” o “vamos viendo”. Solo un “gracias, pero no vamos a secar el desierto por tus servidores, Jeff.”
¿Por qué? Porque el proyecto era un monstruo tragón de recursos. Luz. Agua. Espacio. Y aquí, donde ya estamos medio viendo cómo sobrevivir con lo que hay, pues no cuadra. Era como invitar a un dragón a vivir en tu casa cuando apenas tienes para alimentar a un gato.
Y ojo — sí, $3.6 mil millones suena a mucho. Es dinero de Super Bowl. Es “dale una freidora de aire a cada casa y aún sobra para tacos” tipo de dinero. Pero aun así, dijeron que no. Y eso ya es decir algo.
Dato extra: el terreno ni siquiera era parte oficial de Tucson. Era zona no incorporada. Pero aun así, para poder hacer el proyecto, se necesitaba la ayuda de la ciudad — ya sabes, luz, agua, calles, fotos de corte de listón, etc. Y pues… no va a pasar.
Entonces, ¿qué sigue? Quién sabe. Tal vez Amazon se va a otro desierto donde no les importe tanto el agua. Tal vez en unos años Tucson piense “chale, sí nos hacía falta ese impulso.” Pero por ahora, se pararon firmes. Y en un mundo donde las megacorporaciones usualmente hacen lo que quieren con solo ofrecer empleos y exenciones fiscales… pues eso merece respeto.