Ismael “El Mayo” Zambada, el fantasma más legendario del narco mexicano, finalmente se rindió. A sus 75 años, después de casi cuatro décadas al frente del Cártel de Sinaloa, se declaró culpable en una corte de Nueva York. Sí, el mismo hombre que sobrevivió a todos, que vio caer a su socio El Chapo Guzmán, que siempre operó en las sombras y jamás pisó una cárcel… ahora enfrenta cadena perpetua.
🚨 “El Chapo’s” Sinaloa Cartel Co-Founder, Ismael “El Mayo” Zambada Garcia, has pled guilty to operating a continuing criminal enterprise and to RICO charges.
“His guilty plea brings us one step closer to achieving our goal: the elimination of the drug cartels and the… pic.twitter.com/7AUHrKJgCa
— Attorney General Pamela Bondi (@AGPamBondi) August 25, 2025
El caso no es cualquier cosa. La acusación lo pinta como líder principal de una “empresa criminal continua”, lo que en términos sencillos significa: capo de capos, responsable de la maquinaria que movió cocaína, heroína, metanfetaminas y, más recientemente, fentanilo desde México hasta Estados Unidos. Hablamos de miles de toneladas de droga, miles de millones de dólares lavados y una red logística que funcionaba con precisión de corporación multinacional. Aviones, barcos, túneles, sobornos, violencia brutal.
Co-Founder of the Sinaloa Cartel, Ismael ‘El Mayo’ Zambada Garcia, Pleads Guilty to Engaging in a Continuing Criminal Enterprise and Racketeering
“This foreign terrorist committed horrific crimes against the American people — he will now pay for those crimes by spending the rest…
— U.S. Department of Justice (@TheJusticeDept) August 25, 2025
La historia arranca en los años ochenta, cuando el Cártel empezó a crecer de la mano de proveedores colombianos. Con el tiempo, los mexicanos dejaron de ser simples intermediarios y se quedaron con el negocio completo. Para los 2000, ya no era solo cocaína: los laboratorios de fentanilo en Sinaloa y otras partes de México se convirtieron en fábricas de muerte, alimentadas por químicos importados desde China.
Bajo el mando de El Mayo, la organización no solo sobrevivió a las capturas de sus socios más visibles, sino que se expandió. Su estilo era distinto al de El Chapo: menos espectáculo, más discreción. Donde Guzmán construía túneles y daba entrevistas, Zambada repartía maletas de dinero a policías, generales y políticos. Testigos en distintos juicios confirmaron que la corrupción era total: desde el policía de tránsito que escoltaba camiones cargados de droga, hasta funcionarios federales que avisaban de operativos militares antes de que ocurrieran.
Hoy todo eso se terminó. Con este acuerdo de culpabilidad, Zambada aceptó también una condena económica histórica: 15 mil millones de dólares en decomiso. Una cifra que suena más a premio de lotería que a multa judicial, pero que refleja la magnitud de su imperio criminal.
La sentencia está programada para enero de 2026 en la Corte del Distrito Este de Nueva York. Y salvo un milagro jurídico imposible, será cadena perpetua. El hombre que por décadas fue considerado intocable pasará el resto de su vida tras las rejas.
Así termina la leyenda de El Mayo: silencioso, calculador, sobreviviente eterno… hasta que ya no pudo más. Uno de los últimos grandes capos de la vieja escuela. Cae tarde, pero cae.